Tenemos nuestros lugares sagrados, tenemos nuestros cuerpos tendidos a la claridad de dos mentes abiertas, una retrasada y otra impulsiva.
Si nos tomamos los momentos, si me tomo el momento en que decidí acercarme, el momento me dejaría la garganta seca de ti, fue complicado, fue sólo el momento.
Siempre le dijo que la quería, ella contestaba con una sonrisa entre paréntesis, en silencio y con puntos suspensivos, marcados a la derecha por una coma a la izquierda, solucionaban el momento, cuando se iba... su mente se abría a millones de pensamientos en sepia, pensamientos gastados del pasado, ella volvía a sonreír.
Quiso que los momentos omitieran los recuerdos, pero cuando se sentaron en un lugar estratégico, se dio cuenta que ella recordaba más de lo que quería recordar, los detalles de una mañana en la que encontró su ropa doblada, las manías de una noche en conversaciones exquisitas, ella recordaba lo que no pensaba recordar con él.
Sintio que todo volvía desde un deja vu, ya se lo había dicho, el problema era que ahora lo pensaba, ella lo quiere, él la quiere... y aún así, aún así vuelven a creer en la corriente alterna.
