domingo, 22 de agosto de 2010

Como un relato.


Del sueño a abrir los ojos, mirar hacia el primer punto donde todo mi cerebro apunta, no sé si lo reconozco todo al momento exacto que abro los ojos o si tardo más de lo que pienso en creer que de verdad estoy despierto. El desayuno y las noticias, a veces una que otra cosa, pero casi siempre es lo mismo, a veces unos minutos más y otras veces me olvido que debo tomar el bus y moverme rápido para salir a escabullirme entre toda esa gente, nada más entonces, los fonos y una musiquita tranquila que me haga olvidar todo lo que puedo ver sin ellos.

jueves, 5 de agosto de 2010

Cinema.


Puede ser como sea, incluso pueden haber dos puntos de vista sobre una misma mesa, y aún así, no mirar hacia el frente es la única forma de entender hacia dónde va todo, lo pueden ver de día, de noche, quizás los que no saben qué decir lo verán de tarde, otros amantes lo verán sobre las estrellas... y otros, algunos... lo verán dentro de una pantalla.
A veces no comprender por qué pasan las cosas es lo más sano que nos pasa, pero otras veces nos mata como si siempre supieramos todo, eso jamás pasaría.
Es fácil, es como cuándo queremos ver la vida de una sola forma y que al momento de darnos cuenta que no es así, todo se nos complica... ¡qué bellos es pensar con la cabeza fría! intentemos pensar así, sólo así se van a dar cuenta de por qué lo admiro tanto. No me acuerdo ni de la mitad de lo que dije, pero lo que sí sé, es que voy a escribir, escribir que la vida se reduce a tan poco, a finales de películas, a finales de algún tonto disco que te hace sentir como si tuvieras razón en algo que jamás nadie quizo ver o admitir, a que la razón es tan corta que el cerebro se ve grande a todo lo demás. Al fin y al cabo, pensar en esa escena de aquella película te hace dar cuenta que sólo eso y nada más te describió tal cual querías, y pocas veces nos damos cuenta, el problema quizás siempre vaya en admitirlo.