martes, 27 de octubre de 2009

La ciudad y las palabras.


Es todo complicado en la ciudad, pasa el tiempo a la velocidad que chocan las miradas dentro de una multitud apresurando el futuro, sin si quiera haber tenido un pasado, es el paso de la memoria, del olvido, de lo extraño, de las vidas. Cada vida en lo suyo y yo aún me preocupo de lo demás, si es bueno o malo, nadie me lo dirá ya con vints anys nadie te regala nada.
Es sólo la ciudad y las tantas palabras como colillas de cigarros en la acera que puedes recoger sin pedirlas prestadas, palabras gastada y no tan gastadas, palabras que se caen del bolsillo, palabras como escupitajos contra el cemento ablandado por las pisadas, palabras más allá del sentido y más cercanas a la locura de un loco exquisito. Palabras cayendo de los árboles y hojas pisoteadas con palabras, árboles cayendo en un bosque y palabras pronunciando un ruido silencioso. El crujir de la edad y las palabras gastadas en la memoria, solitarias, complejas... hermosas.
Un mar de ideas se cruzan, se leen las miradas, las mentes y las palabras.
Pies descalzos en la cuneta, abrigando la sangre del cemento lejano, roces, miradas, pensamientos y sentimientos, todo ageno, nada nuestro. Las palabras se derrumban, un rompecabeza y las piezas aún no existen. Las hojas, el otoño, el invierno, la primavera, el verano, la lluvia, el sol, las flores y el amor.
Cantando se van las palabras, se quedan, van y regresan.
Cantando se va la vida, hermosa palabra que uno no se imagina.
Cantando se elevan las hojas, marcando el paso de las horas.
Cantando se oye el viento, el espacio y lo imperfecto.
Cantando me voy yo, haciéndo latir éste corazón que late fuerte y a viva voz.

No hay comentarios: